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Copyright Francisco José Del Río Sánchez 2008

domingo, 10 de febrero de 2013

Una década

Hace ya una década que el tortuoso sendero de mi vida me llevó a la encrucijada del inevitable cambio personal.

NI un paso en más en esa dirección de autodestrucción, era la disyuntiva a la que me veía abocado. Si apenas ser consciente de los motivos comence a escrutar en mi interior, a aceptar mis heridas personales, mis limitaciones mentales y la providencia me encaminó por caminos de sanación y autoconocimiento.

Comenzando por la terapia racional emotiva de Ellis, basada en las filosofías budistas, taoistas y estóicas; transitando por la meditación zen, la acupuntura, la terapia regresiva, la terapia de sonido con cuencos tibetanos, el reiki, la apertura esotérica y la terpia de luz. Han conformado el itinerario de mi viaje personal de autoconocimiento y autosanación, evidentemente con la ayuda de otras personas, durante esta última década de mi existencia.

Una década de impulso constante en la busqueda del por qué de los fundamentos de las características traumáticas de mi personalidad, en la aceptación incondiconal de mis limitaciones y mi naturaleza humana y en doblegar mi propia dictadura egóica a la voluntad superior de mi caracter divino para poner mi existencia al servicio de la humanidad y de mi autentica naturaleza.

En ese camino estoy, todavía sin culminar, pero siendo ya plenamente consciente de su existencia y de la irrevocabilidad del mismo.

No se trata de ver espíritus o ayudarlos, de enseñar a otros a entender sus capacidades y que puedan mejorar su vida, de ayudar a superar los problemas emocionales de los demas o sus dolores del alma, de ser feliz y disfrutar de mi existencia, de etc. etc. etc. Se trata de sentir mi luz, llenarme de ella y poder disfrutar del gozo de expresar, a través de mi luz, la potencia de la luz divina. Indiferenciada, indisoluble e inmaculada en su perfección.







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