Ya a la venta la guía imprenscindible para entender que te sucede y como abordarlo: EN LA LAGUNA ESTIGIA:Guía para un médium del siglo XXI
MAS INFORMACIÓN
Este blog esta protegido por las leyes de derechos de autor.
Copyright Francisco José Del Río Sánchez 2008

domingo, 27 de julio de 2008

Daigu Ryokan


Siempre me ha llamado la atención Daigu (El loco) Ryokan, uno de los grandes maestros del zen, vivió en Japón durante el siglo XVIII. De muy joven ingreso en un monasterio donde practico zazen y estudio poesía y caligrafía. Veinte años más tarde, a la muerte de su maestro este lo nombro su sucesor, pero el renunciando al cargo de abad, se dedico a recorrer Japón alojándose en templos y albergues. Al cabo de diez años de vagar se instalo en una cabaña en la montaña.
“La lluvia ha cesado, las nubes se han disipado, el cielo está de nuevo sereno.
Cuando el corazón es puro, cada cosa en el universo es pura.
Confiando mi cuerpo al curso de las cosas, he renunciando al mundo a fin de ser libre.
Con la luna nueva y las flores, voy a pasar el resto de mi vida.”
Allí pasará el resto de su vida mendigando su comida en los pueblos cercanos, donde pasaba largos ratos jugando con los niños. En la soledad de su cabaña se dedica a meditar, a estudiar los sutras y a escribir sus poemas, cuyas caligrafías son tenidas por las más bellas de Japón.
"Vivo en un bosque profundo,
De año en año brotan las hojas verdes;
además ningún asunto de los hombres me viene a molestar.
De vez en cuando oigo un leñador cantar.
Al sol remiendo mi vestido de monje.
Bajo la luna leo poemas.
Quisiera decir a los hombres de este mundo,
que para estar a gusto no se necesita mucho.”
Cuentan infinidad de anécdotas sobre su carácter despreocupado y su constante fluir con la vida. Un día lo visita un amigo, que viene caminando de lejos, Ryokan se ofrece a lavarle los pies para que descanse del camino. Una vez acabado le ofrece un té, para lo cual calienta agua en la cacerola que acaba de usar para lavarle los pies, ante la sorpresa de su amigo. Es la única que tiene.
“Llevando una vela, noche de nieve en la montaña;
en la calma nocturna, los copos de nieve vuelan.
Libre, a mi aire.
Lo verdadero, lo falso, ¿Qué importan?
Otro día que estaba acompañado de otro amigo, ya de noche, fue a buscar agua a una manantial cercano para preparar té, pasaba el tiempo y como no volvía su amigo decidió ir a buscarlo. Lo encontró dormido junto a la fuente. Cuando lo despertó, Ryokan le dijo, con la mayor naturalidad del mundo, que se había quedado dormido mirando la luna.
“Mil picos rodeados por las nubes heladas,
diez mil senderos, ninguna huella de hombre.
Todos los días de cara al muro;
de vez en cuando, oigo la nieve rozar la ventana.”
Nunca quiso tener discípulos, solo durante los últimos años de su vida, permitió que una joven monja de un monasterio cercano cuidara de él. Esta recopilo sus caligrafías, incluso las que estaban escritas en las paredes de su cabaña y las dio a conocer. Es curioso que alguien que no quiso ejercer como maestro, enseñara a cientos de miles a través de sus poemas.
“Voy siguiendo el curso del agua, buscando donde mana.
Llego allí donde una fuente parece comenzar, desconcertado;
comprendiendo que no se alcanza jamás la fuente verdadera.
Apoyado en mi caña, por todas partes, rumor de agua.”









No hay comentarios: